
Los numerosos calderones y el tema de este movimiento, resultan ser perfectamente adecuados para el piano. La descomposición natural del sonido que se produce en este instrumento, inmediatamente después de que suene un tono, encarna el sonido de una cripta. Por otra parte, la resonancia del sonido resulta análoga a los ecos que caracterizan la percepción estereotipada de estar en una tumba, de suerte que en este punto la versión pianística raya a gran altura y la orquestación poco aporta.
Fuente:Internet
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