sábado, 17 de marzo de 2018

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La principal ocupación de Borodín fue la química, incluyendo la investigación y la enseñaza. Sin embargo, pasó mucho tiempo apoyando la causa de la mujer, para gran consternación de sus compañeros compositores, quienes entendían que debía dedicar su tiempo y talento a la música.

El libreto, del propio Borodín y de Vladímir Stásov está basado en una epopeya rusa del siglo XII y se corresponde, vagamente, con la historia narrada en el Cantar de las huestes de Ígor, que relata la campaña del príncipe ruso Ígor Sviatoslávich contra las tribus de los pólovtsy, invasoras en 1185.

En 1876, un frustrado Stásov abandonó la esperanza de que Borodín acabase alguna vez El príncipe Ígor, y ofreció su libreto a Rimski-Kórsakov.​

Rimski-Kórsakov en lugar de ello ayudó a Borodín a orquestar importantes números en preparación para una interpretación de concierto por ejemplo, las Danzas polovtsianas en 1879.

Borodín trabajó en El príncipe Ígor, cogiéndolo y dejándolo, durante casi 18 años, pero el compositor murió de repente en 1887, dejando inacabado El príncipe Ígor. Rimski-Kórsakov y Stásov fueron a casa de Borodín, recogieron sus partituras, y se las llevaron a casa de Rimski-Kórsakov.

Rimski-Korsakof lo relata así: "Glazunov y yo juntos clasificamos todos los manuscritos... En el primer lugar estaba El príncipe Ígor, inacabado. Algunos números de la ópera, como el primer coro, la danza de los pólovtsy, el lamento de Yaroslavna, el recitativo y canción de Vladímir Gálitski, el aria de Konchak, las arias de Konchákovna y el príncipe Vladímir Ígorevich, así como el coro final, habían sido terminados y orquestados por el compositor. Gran parte del resto existía en forma de esbozos para piano terminados; todo el resto era un esbozo fragmentario, mientras que buena parte simplemente no existía. Para los Actos II y III (en el campo de los polovtses) no había un libreto adecuado -ni siquiera un borrador- sólo versos dispersos y esquemas musicales, o números terminados que no mostraban conexión alguna entre ellos. La sinopsis de estos actos los conocía bien por conversaciones y discusiones con Borodín, aunque en sus proyectos había ido cambiando mucho, sacando cosas y volviéndolas a meter. El más pequeño grupo de música compuesta resultó ser la del Acto III. Glazunov y yo nos repartimos la tarea entre nosotros de la siguiente manera: él iba a rellenar todos los agujeros del Acto III y escribir de memoria la Obertura interpretada tan a menudo por el compositor, mientras que yo iba a orquestar, acabar la composición y sistematizar el resto que había quedado inacabado y sin orquestar por Borodín."​

Sin embargo Glazunov lo cuenta de este modo: "La obertura fue compuesta por mi correspondiendo de forma aproximada al plan de Borodín. Cogí temas de los números correspondientes de la ópera y tuve la suerte de encontrar el final canónico del segundo acto entre los esbozos del compositor. Alteré ligeramente las fanfarrias de la obertura... La progresión del bajo en la mitad la encontré apuntada en un trozo de papel, y la combinación de los dos temas (el aria de Ígor y una frase del trío) también fue descubierta entre los papeles del compositor. Unos pocos compases del final los compuse yo." Aleksandr Glazunov, Memoria, 1891, publicada en la Rússkaya muzikálnaya gazeta, 1896.

Fuente:

Wikipedia


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