lunes, 1 de mayo de 2017

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El teniente Kijé (en ruso, Поручик Киже, Porúchik Kizhé) de Serguéi Prokófiev se concibió originalmente como un acompañamiento musical a la película del mismo nombre, producida por los estudios Belgoskinó en Leningrado entre 1933 y 1934, y estrenada en marzo de ese mismo año. Constituye el primer intento de Prokófiev de componer música cinematográfica, y el primer encargo que recibió de la Unión Soviética tras su exilio poco después de la Revolución de octubre de 1917. Posteriormente, Prokófiev adaptó la música en una suite orquestal, su Op. 60.

En los albores del cine sonoro, varios compositores destacados estaban deseosos de adentrarse en el novedoso campo de la música de cine, pero Prokófiev no era la elección natural para este encargo. Establecido en París por casi una década, su música se caracterizaba por la experimentación y la disonancia, cualidades que no concordaban con las reglas culturales predominantes del régimen soviético. Aun así, Prokófiev se estaba preparando para regresar a su patria, y consideró el encargo de la película como una oportunidad para escribir música en un estilo más popular y accesible.

Tras el exitoso estreno de la película, la suite en cinco movimientos de El teniente Kijé, se interpretó por primera vez en diciembre de 1934, y en seguida se convirtió en una pieza habitual del repertorio concertístico internacional. Sigue siendo una de las obras más conocidas del compositor y ha sido grabada en numerosas ocasiones. Partes de la partitura han sido utilizadas en varias películas posteriores, y en dos populares canciones lanzadas durante la Guerra Fría.

En 1932 los estudios cinematográficos Belgoskinó de Leningrado,a que se encontraban planificando su proyecto de la película El teniente Kijé, recurrieron al expatriado Prokófiev para la música del filme. La elección de Prokófiev por varias razones fue sorprendente: por aquel entonces era más conocido en el extranjero que dentro de la Unión Soviética y su fama como compositor disonante le precedía. Además, su ballet Le pas d’acier había fracasado por completo en su estreno nacional en el Teatro Bolshói en 1929. La primera reacción del compositor ruso fue la de rechazar el encargo. Un miembro de la producción recuerda que Prokófiev «rechazó de forma categórica mi propuesta. Tenía gran parte de su futuro ya programado, jamás había escrito música para filmes y no sabía que "tipo de salsa" llevaban». Pero, atraído por la historia, Prokófiev cambió rápidamente de parecer y aceptó, viendo su primer proyecto en el mundo de la música para largometrajes como una oportunidad para probar su habilidad de gustar al público de masas soviético.

A pesar de su inexperiencia en la composición de música cinematográfica, Prokófiev comenzó a trabajar en la partitura para Kijé con confianza. Posteriormente afirmó, «De alguna manera no tenía dudas sobre el tipo de lenguaje musical que quería emplear para la película».20 Les dijo a los productores, «para mí, lo importante es la época, el significado intrínseco de cada evento, la personalidad de cada héroe», y les advirtió de que no esperaran simples «ilustraciones» musicales. Prokófiev se sintió atraído por el corte histórico de la película; Robinson comenta que la partitura de Kijé es una obra que, junto la Sinfonía Clásica, El amor de las tres naranjas, Cenicienta y Guerra y paz, muestra «la debilidad de compositor por el siglo XVIII». El lenguaje que escogió combinaba elementos en clave de humor y romance con una melancolía subyacente dado que él veía la historia más trágica que cómica. En París en 1928, Prokófiev asistió a la interpretación del Bolero de Ravel y se quedó asombrado por el uso que el compositor francés hacía del saxofón, un instrumento que rara vez era empleado en composiciones orquestales fuera de Francia pero que se adaptaba como anillo al dedo lo que Prokófiev quería. El compositor Gerard McBurney destaca los «inolvidables sonidos del saxofón tenor» acompañan la música de Kijé.

El crítico Ernest Chapman alaba la partitura como «infaliblemente ingeniosa y melódica». Comprende sólo 15 minutos de música, escrita como una colección de dieciséis fragmentos cortos o leitmotivs que se repiten en el momento preciso a lo largo de la película, para subrayar determinados momentos del drama. Este enfoque se apartaba de los movimientos sinfónicos amplios que era la norma entonces, y Daniel Jeffe, biógrafo de Prokófiev lo describe como «algo avanzado para la época, [es] una de las bandas sonoras más populares de la época».

La película, dirigida por Alexander Feinzimmer, se realizó en los estudios Belgoskinó de Leningrado, y la música fue grabada bajo la dirección de Isaak Dunaievski. El estreno tuvo lugar el 7 de marzo de 1934 en Moscú; y posteriormente en Londres como The Tsar Wants to Sleep y en París como Le Lieutenant Nantes. Prokófiev no valoró muy positivamente la película, aunque estaba satisfecho con su música

Poco después de estrenarse la película, Prokófiev recibió un encargo de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú para crear una suite orquestal a partir de la música de la película para Kijé , probablemente el primer ejemplo de un arreglo a partir banda sonora en ser adaptada a una obra musical notable. El instigador detrás de este encargo era Boris Gusman, el segundo director de la orquesta del Teatro Bolshói y un reconocido crítico de cine. Gusman era un gran defensor de la ambición de Prokófiev de reintegrarse en la Unión Soviética y negoció con la orquesta de Moscú una gira de conciertos para resaltar el talento del compositor.

La tarea de Prokófiev no era nada sencilla; los quince minutos de material musical que la película necesitaba eran muy fragmentarios y estaban arreglados para una orquesta de cámara. En palabras del propio compositor, crear la suite constituyó «un trabajo diabólico», y añadió: «me generó mucho más trabajo que la banda sonora en sí, ya que debía encontrar una forma musical adecuada, reorquestar todo de nuevo, pulirlo e incluso combinar algunos temas entre sí». Quería que la suite agradara a las audiencias soviéticas que escuchaban música de concierto por primera vez. En un artículo en Izvestia en 1934 escribió: «sobre todo, debe ser melodioso; además la melodía debe ser sencilla y comprensible sin ser repetitiva o trivial... La simplicidad no debe ser una simplicidad anticuada sino nueva». Trabajó diligentemente y finalizó la pieza el 8 de julio de 1934. La obra fue publicada como su Op. 60 a través del editor habitual del compositor ruso en París, que empleó en el título de la obra la forma transliterada al francés de «Kijé» más que la versión rusa «Kizhe».

La suite precisa los siguientes instrumentos: barítono (opcional), flautín, dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, saxofón tenor, cuatro trompas, corneta, dos trompetas, tres trombones, tuba, bombo, caja, triángulos, platillos, pandereta, cascabeles, celesta, piano, arpa y cuerdas.

El tema principal de este segundo movimiento -Romance- se basa en una antigua canción titulada ‘’La palomita gris está arrullando’’, a la que Prokófiev facilitó una parte de barítono opcional. La canción pasa por varios instrumentos dando paso al segundo tema en el saxofón tenor. El movimiento llega a su conclusión con el regreso de la melodía inicial, ornamentada con trinos de aves.

En el argumento de la pieza que refleja vida de Kijé, este 2º movimiento alude a la etapa en que Kijé ha crecido lo suficiente como para enamorarse.

Fuente:

Wikipedia


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