miércoles, 12 de octubre de 2016

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Couperin compone con un estilo propio y a la vez típicamente francés caracterizado por la reducción de las grandes secuencias del estilo Barroco a frases breves, cuidando delicadamente las líneas melódicas, que aparecen llenas de una vasta ornamentación. Esta ornamentación no tenía un carácter de "añadido" sino que formaba parte del canto y su expresividad, de ahí que el propio Couperin especificara en el prefacio del tercer libro de sus piezas de clavecín que no debía modificarse libremente (costumbre muy extendida en la época):

"Yo declaro que mis piezas hay que ejecutarlas como yo las he escrito y que no harán impresión sobre las personas que tengan verdadero gusto en tanto que no se observe al pie de la letra todo lo que yo he indicado, sin aumentar ni disminuir"

Su obra para teclado se concentra en cuatro libros de "Pièces pour clavecin" en los cuales recopila diferentes suites de danzas, a las que el compositor denomina "ordres" (con un total de 27 órdenes entre los cuatro libros). Cada ordre (orden) se componía de un número de piezas "en miniatura" variable (a veces hasta 20) y en ellas Couperin abandonó los nombres de danzas tradicionales por otros de carácter descriptivo, nombres de personajes, etc. Las piezas pertenecientes a cada orden estaban unidas de forma superficial por la tonalidad, aunque con mucha flexibilidad. Ésto le permitía emplear modos opuestos y tonalidades relativas, por ejemplo.

"Les Barricades Mistérieux" es la quinta pieza del sexto orden. Este orden es el único compuesto solamente en modo mayor y las piezas llevan el subtítulo de "Retratos evocadores o escenas pintorescas". Con forma de rondó, tiene a juicio de A. de Place un carácter "melancólico y misterioso" y en ella toda la línea melódica está basada en retardos y síncopas, con una escasa ornamentación.

Se ha especulado bastante acerca del verdadero significado de este título de las barricadas misteriosas.

Viviane Lamarlère, lanza la hipótesis de que su origen estaría en que la música de la mano derecha con respecto a la izquierda traza líneas horizontales y verticales que recordarían, visualmente, a una barricada. En cuanto a lo de «misteriosas» vendría evocado por el hecho de que la línea melódica se abriría paso entre este entramado; al mismo tiempo, las notas que hay que mantener ligadas con la mano derecha así como el registro grave de la mano izquierda vendrían a añadir más misterio a la pieza. Conjeturas para explicar un título que ha tenido mucho predicamento: en el siglo XX muchos artistas lo han escogido para sus obras: poemas, novelas, cuadros, teatro.

Escrita en el viejo estilo para laúd con objeto de producir pasajes de elocuente disonancia, cada grupo de notas sostenidas desdibujándose en siempre cambiantes armonías y ritmos superpuestos. Aquí las manos del intérprete se ven confinadas a las sonoras regiones de tenor y bajo del clavicordio. La imaginación febril de un comentarista ha sugerido que acaso las barricadas representan metafóricamente las capas de encaje y faralaes que escondían los tentadores encantos femeninos.

Fuente:

http://www.entre88teclas.es/blogs/a-traves-del-repertorio/29-f-couperin-les-barricades-misterieuses

http://guerraypaz-carlos.blogspot.com.es/2011/10/les-baricades-mysterieuses-de-francois.html


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