viernes, 18 de septiembre de 2015

150

La Sinfonía fantástica es una obra programática. La música programática es aquella que tiene un programa, es decir, que trata de describir o evocar algún tipo de idea no estrictamente musical. La historia de esta sinfonía, en este sentido, es fascinante.

En 1827, un joven Héctor Berlioz se coló en una representación teatral del “Hamlet” de Shakespeare dada por una compañía irlandesa en el Teatro Odeón. En el papel de Ofelia se encontraba una joven y hermosa actriz, Harriet Smithson, y aunque Berlioz apenas podía entender los diálogos en inglés que salían de su boca, sus gestos, maneras y sobre todo, su belleza sobre el escenario lo encandilaron hasta el punto de quedar perdidamente enamorado de ella. Fueron numerosas las cartas de amor que Berlioz envió a la bella actriz, cartas que quedaron sin respuesta si tenemos en cuenta las numerosas misivas que recibía la joven Harriet de sus admiradores parisinos ya que su interpretación de Ofelia, había trascendido a toda la ciudad.

Berlioz había sido un estudiante de medicina que abandonó la profesión para dedicarse a la música. No era un compositor destacado, de hecho, no había estrenado nada aún, pero ideó un plan para atraer la atención de Harriet sobre su persona. Componer una gran obra y alcanzar la fama suficiente para convertirse en un hombre destacado. Consiguió así estrenar en el Conservatorio de París; bajo su bolsillo ya que las obras se interpretaron en domingo y Berlioz tuvo que pagar a los tramoyistas; dos obras que no tuvieron apenas repercusión. Mientras tanto Berlioz siguió acosando a la actriz con sus cartas hasta el punto que Harriet pidió a su criada que desechara todas las correspondencias que tuvieran al compositor como remitente.

Retrato de época de Harriet Smithson

Este rechazo por parte de su amada llevó a Berlioz por una etapa de cambios repentinos de humor. Vagabundeaba y fantaseaba por las calles de París con la joven Harriet en sus pensamientos. Su última oportunidad de conquistarla llegó en un teatro Parisino donde actuaba Harriet. Antes de su representación Berlioz consiguió que tocaran una obertura suya pero la chica fue ajena a todo esto. Luego, durante la representación teatral, Berlioz desde las gradas comenzó a vociferar y gritar a la actriz que se asustó y pidió que alejaran a aquel "loco" de ella.

En 1830 decide volcar todos sus sentimientos en una obra musical, sus pasiones y desilusiones vividas en una sinfonía prácticamente autobiográfica. Y aunque esa obra se gestara con “remiendos” de obras anteriores, Berlioz consiguió darle una unidad a toda la obra mediante un programa y una “ideé fixe”, es decir un leitmotiv que se mantiene constante durante todos los movimientos, una idea que refleja su amor por Harriet (Tema de la Amada). Diez días antes del estreno, Berlioz publicó en la prensa un folleto explicando una trama asociada a la sinfonía a la que calificó de “Drama Instrumental”. El propio Berlioz avisó que esas líneas de texto que debían introducir cada movimiento no pretendían describir el movimiento en sí, si no completar con texto, lo que la música, por sus limitaciones, no era capaz de retratar: "El programa que sigue debe ser entendido como el texto hablado de una ópera, destinado a introducir ciertas piezas de música, cuyo carácter y expresión originan”. No obstante, esta práctica fue muy criticada ya que se consideró a Berlioz incapaz de plasmar musicalmente todas sus pretensiones y tener que recurrir a la palabra escrita como apoyo.

La obra se estrenó el 5 de Diciembre en el Conservatorio de París y fue todo un éxito. Entre el público se encontraban personajes ilustres y entre ellos, un Liszt de 19 años que trascribió la Sinfonía a piano. Fue esta transcripción la que le pasó a Schumann para que conociera y criticara la obra de Berlioz. Críticas que fueron muy positivas aunque también consideró el texto como un añadido del que podría prescindirse. La suerte de Berlioz cambió, comenzó a adquirir fama y ganó el Premio de Roma que lo llevó de estudios a Roma. En Italia revisó la Sinfonía Fantástica y la amplió con un nuevo programa y un monólogo inicial. El conjunto pasó a llamarse entonces "Lélio, o el retorno a la vida". Esta nueva versión se reestrenó en París en 1832 y en esa ocasión, la desaparecida Harriet Smithson se encontraba en la sala.

Una de las frases de Lélio, el personaje cuyo monólogo servía de preludio a la nueva versión de la Sinfonía era: “…esta Julieta, esta Ofelia, a las que busca siempre mi corazón". Entonces Harriet comprendió que aquel compositor era el hombre que la colmaba de cartas de amor y que la mujer que había inspirado y torturado al artista protagonista (y al propio Berlioz) no era ni más ni menos que ella. Tras el concierto, Berlioz y Harriet se conocieron por fin y para sorpresas de todos, en poco tiempo contrajeron matrimonio, un matrimonio que se prolongó hasta 1840 pero lleno de penalidades; pero eso ya, es otra historia.

Berlioz finalmente publicó las dos versiones de su Sinfonía, la primera versión sin monólogo inicial y de cinco movimientos y la segunda versión, a partir de la que escribió en 1832 con la narración de Lélio como epílogo de la obra y seis movimientos en total.

La obra contiene lo que Berlioz mismo llamó idée fixe o leitmotiv. Un leitmotiv o motivo principal es un motivo que aparece periódicamente y que se asocia con un objeto no musical, como puede ser una idea, un sentimiento o una persona. En el cine el leitmotiv ha sido usado hasta la saciedad. Si recordamos la película La guerra de las galaxias, el tema principal aparece transformado a lo largo de la película, según las situaciones por las que atraviesan los personajes. Wagner lo utiliza mucho en sus óperas (el acorde Tristán o el motivo de Sigfrido, por ejemplo). En la Sinfonía fantástica ese motivo principal representa a la bien amada; aparecerá en diversas ocasiones a lo largo de la obra, transformado según las circunstancias dramáticas.

El programa de esta sinfonía no es algo que hayan deducido los críticos de música. El propio Berlioz lo redactó para las notas de programa del estreno:

La intención del compositor ha sido la de desarrollar, en lo que tienen de musical, diferentes situaciones de la vida de un artista. El plan de un drama instrumental, privado del socorro de la palabra, tiene que exponerse por adelantado. El programa siguiente debe, pues, considerarse como el texto hablado de una ópera, que sirve para introducir las movimientos musicales y para motivar su carácter y expresión.

El segundo movimiento, aquí reflejado, es "Un Baile". Berlioz lo describe así:

El artista se encuentra en las más diversas circunstancias de la vida, bien en medio de un tumulto de una fiesta, bien en la apacible contemplación de los más hermosos paisajes de la naturaleza; pero sea en el campo o en la ciudad, la imagen de su bien amada se presenta sin cesar y arroja turbación sobre su alma.

El tema de Harriet aparece ahora transformado en el tema de un vals, el cual tocan graciosamente la flauta, el oboe y el clarinete. Más tarde los violines entran con una contramelodía que se funde con el leitmotiv suavemente. El leitmotiv sube de altura y volumen y se presenta con elaboraciones rítmicas típicas del vals. Sin duda, la presencia de la amada traspasa el bullicio del baile.

Tras la exposición del tema los violines cantan otro tema, de similar carácter al anterior. Las arpas desempeñan aquí un importante papel de acompañamiento y de contramelodía. Es éste uno de los hallazgos orquestales más encantadores de Berlioz en esta sinfonía.

Este movimiento acaba con un allegro vigoroso, pero justo antes de que empiece oímos al clarinete cantar el leitmotiv una vez más, como si de una mirada furtiva sobre la amada se tratase.

Fuente:

http://tono-menor.blogspot.com.es/2012/10/grandes-obras-sinfonia-fantastica-op-14.html


(NOTA: Puedes dejar tu comentario al pie de esta página).


No hay comentarios:

Publicar un comentario

#ffe6f9 p.primeralinea { text-indent: 40px; }