viernes, 15 de noviembre de 2019

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El Barbero de Sevilla conoció en su estreno de 20 de febrero de 1816 (Rossini tenía 23 años) un fracaso monumental. Se oyeron burlas, gritos y silbidos que tenían tanto que ver con la música como con los numerosos errores en el escenario; incluso el propio Rossini fue objeto de sonora burla por la «desapercibida» chaqueta color avellana con botones de oro con la que acudió al estreno, parte del cobro de sus honorarios.

Tales razones sumaron el peso necesario para que no acudiera a la segunda función, optando por quedarse en la habitación de su hotel y perdiéndose de esa forma lo que ese día, váyase a saber por qué, constituyó un éxito clamoroso.

Se cuenta que oyendo Rossini una turbamulta por la calle, y en la creencia de que al fracaso del estreno le había seguido en buena lógica otro segundo, escapó del hotel, atravesó un patio y se refugió en un establo anejo para evitar así el linchamiento que se avecinaba. Cuando fue descubierto le dijeron que lo que se gritaba por la calle era, sin embargo, cosas del tipo «Bravo, bravísimo Figaro», pero la respuesta del descreído Rossini fue solemne: «A la mierda con sus bravos; no pienso salir». Hasta el propio dueño del hotel le fue a buscar para persuadirle de la necesidad de regresar a la habitación, dado que temía por la integridad de su establecimiento, pero el músico se cerró en banda: era joven y quería vivir lo suficiente para seguir componiendo unos cuantos años más. Se llegaron a lanzar piedras contra la ventana de su habitación, de manera que esa noche, según contó Rossini, durmió temblando de frío.

El propio compositor referiría a Wagner años después: «Tuve que huir ante la actitud de un público verdaderamente extraviado. Bien creí que iban a asesinarme».

Rossini ya la había armado años antes con su ópera Il signor Bruschino, compuesta a los diecisiete años, sufriendo un tumultuoso estreno por culpa de los golpes que daban los músicos con los arcos de su violín contra las lamparitas del atril y la repetición de las sílabas en el canto del tartamudo Bruschino, algo que el público consideró a caballo entre el escándalo y la trivialidad.

Fuente:

Wikipedia

http://www.kitchenmusician.net/smoke/packpound.html

http://www.librosmaravillosos.com/historiainsolitadelamusicaclasicaI/index.html


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