
La cumparsita fue creada inicialmente como una marcha, compuesta por el joven estudiante de arquitectura Gerardo Matos Rodríguez - desconociéndose con precisión la fecha de su autoría, que se estima entre finales de 1915 y comienzos de 1916 - para la comparsa de carnaval formada por la Federación de Estudiantes del Uruguay, precisamente para utilizarla en los festejos que estaban prontos a realizarse. Le puso por nombre "Cumparcita" en homenaje al estandarte murguero de la Federación, que tenía escrito la palabra "cumparsita" en lugar de "comparsita", tal como pronunciaba en cocoliche un amigo de los estudiantes.7
Fue estrenada por Roberto Firpo en el café La Giralda de Montevideo en el año 1916. Hoy en día en ese sitio histórico de Montevideo funciona el Museo del Tango .
Existe cierta controversia sobre la autoría del mismo.
Aunque es materia de debate en cuanto al año, en 1916 Firpo estrenó en el café La Giralda de Montevideo La cumparsita, y realizó la grabación más antigua del tema (Odeón 483). Firpo sostuvo siempre que él le incluyó al tema original, que le presentó Matos Rodríguez, una parte de sus tangos La gaucha Manuela y Curda completa, y un tramo del "Miserere..." de Giuseppe Verdi (IV acto de "Il Trovatore"), y que le propuso firmarla conjuntamente, a lo que Matos se opuso.9
Sin embargo Rosario Infantozzi Durán pone en boca de su tío Matos Rodríguez, estas palabras:
«Creo que nunca pude hacer otro tango igual... Más adelante compuse otros tangos y otras músicas, algunos quizás mejores que el primero. Pero éste (La cumparsita) encierra un mundo de ilusiones y de tristezas, de sueños y de nostalgias que sólo se viven a los veinte años. Fue un momento mágico. Y mágico fue su destino. ¡Cuántos misterios en torno a él, cuántos pleitos! Ríos de tinta y kilómetros de papel se ha utilizado para enaltecerlo o hacerlo pedazos» (del libro Yo, Matos Rodríguez, el de “La cumparsita”, de Rosario Infantozzi Durán).
Matos Rodríguez estudiaba arquitectura y no música. Al parecer su sobrina nieta cuenta que después de una fuerte fiebre Gerardo deliraba y cuando se recupero seguía la melodía en su cabeza y como se le iba a olvidar y no existían grabadoras en esa época y tampoco el sabia de música le pidió ayuda a su hermana, que si sabia de música y en un piano de cartón ponía las manos y ella escribía las notas y se la silbaba
A su vez Firpo relató ese momento histórico del siguiente modo:
En 1916 yo actuaba en el café La Giralda de Montevideo, cuando un día llegó un señor acompañado de unos quince muchachos - todos estudiantes - para decirme que traían una marchita y querían que yo la arreglara porque pensaban que allí había un tango. La querían para la noche, porque la necesitaba un muchacho llamado Matos Rodríguez. En la partitura en dos por cuatro aparecía un poco la primera parte y en la segunda no había nada. Conseguí un piano y recordé dos tangos míos compuestos en 1906 que no habían tenido ningún éxito: "La gaucha Manuela" y "Curda completa". Y le puse un poco de cada uno. A la noche lo toqué con "Bachicha" Deambroggio y "Tito" Roccatagliata. Fue una apoteosis. A Matos Rodríguez lo pasearon en andas. Pero el tango se olvidó, su gran éxito comenzó cuando le adosaron la letra de Enrique Maroni y Pascual Contursi.
Sin embargo, el doctor Introiti, uno de los estudiantes amigos que acompañaba a Matos Rodríguez en la ocasión del encuentro con Firpo relata lo siguiente:
Luego de una entrevista entre ambos, Firpo le dijo a Matos Rodríguez: "Mire amigo, su tango es bueno pero si lo edita con su nombre no se lo toca nadie. Yo le propongo editarlo así: La Cumparsita, tango, Firpo-Matos. Por otra parte yo vivo del tango; usted, no". La reacción -lógica- fue de rechazo a tal proposición, y entre los amigos estudiantes reunieron los fondos necesarios y el tango salió con la firma de su único y verdadero autor.
Hay quien opina en definitiva que fueron los arreglos de Firpo los que convirtieron una simple marcha de carnaval en un tango imperecedero.
El 6 de junio de 1924, la compañía de Leopoldo Simari estrenó en el viejo teatro Apolo una obrita de Pascual Contursi y Maroni titulada Un programa de cabaret. Para esos años no había obras teatrales de cuño popular que no incluyeran el estreno de uno o dos tangos para asegurarse el éxito con el público. En el cuadro segundo de esa obra, el cantor Juan Ferrari cantó por primera vez los versos compuestos por ambos autores sobre la música de La cumparsita: “Si supieras / que aún dentro de mi alma...”.
La pieza estuvo muy poco tiempo en cartel porque ni este nuevo tango ni la amarga sátira de La mina del Ford en la voz de la actriz Luisa Morotti lograron salvar su mediocridad. Sin embargo el nuevo tango tuvo un éxito inesperado. Carlos Gardel, rioplatense por antonomasia, comenzó a cantarlo ese mismo año y lo grabó para Odeón con las guitarras de Ricardo y Barbieri. De ahí en más fueron redescubiertos sus valores musicales y, como dijera Víctor Soliño, «La cumparsita comenzó a escalar los pocos escaños que le faltaban recorrer para situarse en la cumbre de la gloria».
Matos supo en París — por boca de Canaro — de estas novedades acerca de su tango. Recurrió al auxilio del Dr. Calatayud, un joven abogado uruguayo, que llevó adelante las acciones legales para deshacer la venta de los derechos a Breyer Hnos. y prohibir que se tocara La cumparsita con letras o verso que no fueran los que el mismo Matos había firmado como de su autoría: “La cumparsa / de miserias sin fin desfila...”. Esta letra, que fue depositada en la Biblioteca Nacional el 9 de noviembre de 1926, fue llevada al disco por el cantor Roberto Díaz con la orquesta Los Provincianos, aunque no es la más difundida.
Fuente:Wikipedia https://www.youtube.com/watch?v=uK1Hjh_pM5s
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