martes, 22 de enero de 2019

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El manuscrito con la partitura estuvo "perdido" cerca de ciento veinte años. Aparentemente incompleto, fue encontrado entre las pertenencias de Beethoven luego de su muerte en 1827.

Hoy día es un favorito de los pianistas, para valerse de él como gracioso bis, pero en vida de Beethoven es improbable que se haya escuchado en algún escenario.

Al año siguiente, lo publicó su amigo, colega y editor Anton Diabelli, quien habría ocultado el hecho de que la composición parecía no estar terminada. Tras la publicación de 1828, el manuscrito desapareció y solo fue reencontrado en EEUU en 1945, esta vez entre las pertenencias de una señora de apellido Noble, que lo había mantenido en su poder por al menos 20 años. Y efectivamente, el original muestra algunas discrepancias con las ediciones posteriores a la edición Diabelli, todas basadas en ella.

Con el hallazgo en mano, se pudo conocer la época de composición de la pieza, pues el manuscrito, en sus últimas páginas, contiene bocetos de obras de conocida data, los años 1795-98. Así pudo concluirse que el rondó pertenecía a la misma época. Es obra de un Beethoven veinteañero, acercándose a los treinta, con residencia en Viena desde hace al menos tres años.

La pieza es conocida también por el curioso título de "La rabia por un centavo perdido, desahogada en un capricho" (traducido con toda libertad del inglés Rage over a lost penny, vented in a caprice, traducido a su vez del alemán). Las palabras aparecen escritas en el manuscrito, pero no por la mano de Beethoven. Se especula que pudieran ser obra de su amigo y primer biógrafo Anton Schindler quien se caracterizó por tomarse a menudo libertades con su célebre amigo, que desembocaron más de una vez en rabiosos desencuentros, aunque transitorios.

Fantaseando con la idea de que el maestro hubiese tomado efectivamente inspiración de una ira pasajera, Robert Schumann (que para la muerte de Beethoven tenía 17 años) escribirá más tarde: "...sería difícil encontrar algo más alegre que este Capricho... Se trata de la ira más amable, inofensiva, similar a lo que se siente cuando uno no puede sacar el pie de la bota".

Marcado como allegro vivace, el rondó combina el esquema tradicional de la forma con la inventiva singular de Beethoven para las variaciones.

Fuente:

https://labellezadeescuchar.blogspot.com/2016/12/beethoven-rondo-en-sol-mayor-op-129.html


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