
En abril de 1878, Tchaikovsky se abocó a la composición de un concierto para violín y orquesta. En treinta días lo terminó. Yosif Y. Kotek, su fiel amigo y violinista, le acercó la partitura a Leopold Auer, uno de los grandes violinistas del momento. Auer leyó detenidamente la pieza y se la devolvió a Kotek con la siguiente sentencia: "Esta obra no se puede ejecutar". No conforme con ello, inició una campaña entre sus colegas para que ningún violinista aceptase interpretarla, ya que ello implicaría "regresar al diabólico Paganini". La obra fue interpretada un año después por Walter Damrosch, director de orquesta, y la velada fue apoteósica, pero, cuando Tchaikovsky recibió de regreso las partituras utilizadas, advirtió que "alguien" - él sospecho de Damrosch - había introducido cambios en la partitura del solista.
La versión original permaneció oculta en el escritorio del compositor, hasta que el gran violinista Adolf Brodsky se ofreció a interpretar la primera versión del concierto. El 4 de diciembre de 1881 fue una velada histórica, ya que esa noche nació definitivamente el Concierto para violín y orquesta de Tchaikovsky.
Tiempo después, tras el gran éxito que consiguió el Concierto para violín y orquesta, Tchaikovsky le escribió a su viejo amigo Kotek: "Este concierto es un desafortunado fruto de mi imaginación, siempre en el limbo de las cosas olvidadas y sin esperanza".
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=LKGKZ6KFsqU
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