domingo, 27 de mayo de 2018

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Leyenda sobre un posible origen de esta pieza:

Beethoven rayaba los treinta años. Era el año 1801. Lentamente se iba quedando sordo. Hacía poco había perdido a uno de sus más queridos discípulos. Se sumergía en el horror de la tristeza. Además estaba enamorado de la joven condesa Josephine Brunswick, pero por distintas circunstancias, el músico y la mujer no podían hacer mucho juntos.

Ahogado en una fuerte depresión, una noche Beethoven quiso dejarse llevar por su angustia. Junto a un amigo caminó por las calles de Bonn hasta llegar a un barrio muy pobre. Entonces un amable sonido atrajo de inmediato la curiosidad del músico. Se sorprendió cuando, en un viejo cuarto, sentada junto a un sencillo piano, vio una frágil mujer que ejecutaba algunas notas.

-Dónde aprendió a tocar fue lo primero que preguntó el maestro. La joven respondió que lo hizo escuchado a una de sus vecinas que practicaba las obras de un tal Ludwig Van Beethoven. Entonces, él quedó maravillado por la forma de tocar de ella.

Otro detalle, sin embargo, llamó aún más su atención: la joven estaba ciega.

Beethoven permaneció un buen rato en la humilde casa, hablando con la mujer. Y se dejó llevar por las emociones y le habló a ella sobre lo complejo y difícil que era ser músico. Pasaron así la noche, entre charlas y música. Entonces Beethoven sintió la urgente necesidad de darle a la mujer algo a cambio de su tiempo y su gentileza. Ella respondió que él ya le había dado mucho a través de su música.

—¿Qué otra cosa más podría darle? preguntó el maestro—. Algo más, lo que sea…

La mujer respondió que lo que ella quería, ni siquiera él podría dárselo.

—¿Qué es? —insistió Beethoven.

—Un claro de luna —dijo la mujer—: quiero ver un claro de luna.

Y Beethoven, entrando ya en la sordera y como gesto de agradecimiento, compuso para la dulce dama lo que a hoy es, y por mucho seguirá siendo, una de las piezas más maravillosas y magistrales de la historia de la música.

En las notas de ese piano subliminal, el Maestro intentó atrapar y recrear un claro de luna. No se ha demostrado si “el cuento” de la mujer ciega es real o no. Los puristas de la música lo niegan. Los románticos aceptan abiertamente la idea.

Sin embargo Daniel Baremboin, director de orquesta israelí cuenta otra versión bien diferente:

El apodo Claro de luna se haría popular después de la muerte de Beethoven, surgiendo a raíz de una comparación que el poeta y crítico musical alemán Ludwig Rellstab realizó entre el primer movimiento de la pieza y el claro de luna del Lago de Lucerna.

La primera edición de esta obra tenía escrito lo siguiente: «Sonata casi una fantasía para clavecín o piano, compuesta y dedicada a la señorita condesa Giulietta Guicciardi, de Ludwig van Beethoven. Op. 27, n.º 2. Publicado en Viena en casa de Giovanni Cappi, Michaelerplatz N º 5.»

La familia de Giulietta Guicciardi estaba emparentada con los Brunswick, muy amigos de Beethoven y el artista pronto contó a Giulietta entre sus discípulos aristocráticos, no aceptando ninguna remuneración por las lecciones en las que se mostraba muy exigente como profesor. En aquellos días se aproximaba el músico a los treinta años. Al cabo de algún tiempo, las relaciones entre profesor y alumna se convirtieron en un afecto más cálido.

Beethoven estaba realmente enamorado de la joven porque esribió lo siguiente a un amigo: «Ahora vivo más feliz. No podrás nunca figurarte la vida tan sola y triste que he pasado en estos últimos tiempos… Este cambio es obra de una cariñosa, de una mágica niña que me quiere y a quien yo amo.»…«Al cabo de dos años he vuelto a disfrutar de nuevo algunos instantes de felicidad y por primera vez creo que el matrimonio podría hacerme feliz, pero desgraciadamente no es ella de mi posición y no puedo pensar en casarme.»

Efectivamente no se casó con ella. La familia de la joven se oponía a esta relación que se rompería apenas publicada la Sonata Claro de luna. Giulietta se casaría al poco tiempo con el conde Gllenberg. Beethoven lloró dolorosamente esta pérdida.

Beethoven tocaba en una orquesta cuando se representó la ópera de Mozart Don Giovanni, en la ciudad de Bonn. Admiró tanto la partitura del de Salzburgo que copió, más o menos, algunas ideas de ella. En el primer movimiento, Adagio sostenuto, se evoca la música del momento en el que Don Giovanni es conducido a los infiernos de la mano del Comendador.

Fuente:

https://www.kienyke.com/historias/sonata-claro-de-luna-la-cancion-magica

https://caminodemusica.com/beethoven/daniel-barenboim-explica-la-sonata-claro-de-luna-beethoven


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