
La hermosa melodía fue originariamente una cashua, una danza incaica similar al huayno, creación del compositor huanuqueño Daniel Alomía Robles quien –en Jauja- se habría inspirado en una canción de amor llamada “Soy la paloma que el nido perdió”. Su excepcional presentación demandó que se hicieran 3,000 funciones a lo largo de cinco años. Tanto el historiador Jorge Basadre como el crítico literario Luis Alberto Sánchez y el pensador José Carlos Mariátegui la catalogaron como la creación más importante de la época. Hoy se habla del segundo himno nacional peruano.
Pese a que el cambio político de 1915 impidió continuar representando la obra, lo interesante es que partes de la música fueron quedando en la memoria popular, resurgiendo en los repertorios de algunos artistas que incluso grabaron en disco. Luis Salazar propone que Antonio Pantoja, quenista ayacuchano que viajó con Ima Súmac a Argentina por la década de 1940, y que se quedó a vivir por allá, llevó en su repertorio estas líneas melódicas (entre muchas otras), y que así los músicos argentinos las fueron adaptando, atribuyéndolas a antiguas tradiciones musicales andinas, de origen colonial. Tal vez el problema es más complejo, pero es un punto de referencia para entender al menos en parte, las confusiones sobre el origen y la autoría de esta música, que en arreglo del conjunto Los Incas y luego del dúo Simon & Garfunkel se hizo mundialmente conocida. Una situación que se ha repetido dicho sea de paso, con muchas otras melodías y canciones populares de origen peruano en el concierto de la llamada música andina latinoamericana de los años 60s en adelante (y más recientemente hoy, de la cumbia chicha, acogida en países vecinos).
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Toda música fluye libre, como río fecundante por el mundo, pero siempre es bueno conocer sus procesos de evolución de la manera más certera posible, para comprenderla mejor, tanto en lo que se proyecta como en lo que se recibe. Para este caso, en un trabajo aún inédito hecho en base al análisis formal de las partituras originales, y a su propia experiencia como músico, Luis Salazar concluye que Alomía Robles se basó principalmente en tradiciones musicales indígenas de la sierra central al componer el acompañamiento musical del texto dramático de Baudouin
La primera grabación de "El cóndor pasa", fue realizada en Lima por la Discográfica Víctor el 27 de agosto de 1917. La obra era interpretada por la "Orquesta del Zoológico", llamada así pues tocaban en el restaurante (que ofrecía banquetes-concierto) y que quedaba en el antiguo zoológico de Lima, ubicado en el Parque de la Exposición, donde quedaba el Teatro "La Cabaña".
Fuente:http://canteradesonidos.blogspot.com.es/2013/11/el-condor-pasacien-anos-despues.html https://www.youtube.com/watch?v=Yt_MK2ENGBE
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